sábado, noviembre 5

Tener que dejarte marchar...

En algún lugar escuché, " La luz es intensa, el cielo es alto y la distancia inmensa..."
La distancia es inmensa...es cierto. Más de dos años hace ya de aquel viaje, de aquel momento en el que dejamos de ser amigos para pasar a ser confidentes y quizá, solo quizá, algo más. Aquel momento en el que pasaste a ser parte de mi vida y supe que, pasara lo que pasara, nunca me olvidaría de ti.

¿Lo recuerdas? Todo empezó con nuestro viaje, aquel viaje a Barcelona, estábamos nerviosos por él, pero a la vez sabíamos que lo necesitábamos, necesitábamos esa libertad, estar juntos todo el día, conocernos un poco mejor.

Todo ocurrió muy rápido, mucho...el viaje comenzó una fría mañana a las 6, estábamos medio dormidos, pero no nos importaba, en los siguientes días dormiríamos más bien poco. Llegamos a Barcelona como a las 2, aún no se donde perdimos tanto tiempo...y ante nuestros ojos apareció el pequeño palacete donde nos alojaríamos los tres días que pasamos allí.

Recuerdo llegar a la habitación y ver las dos literas y al fondo, dos camas juntas, corrimos y las conseguimos antes de que el resto del grupo entrara en la habitación. Nunca olvidaré aquella habitación, con la gente que más quería en ese momento, disfrutando de cada segundo y siendo más feliz de lo que he sido nunca.

Paseamos por Barcelona, una de las más bellas ciudades que he visto en mi vida, y pareció que el tiempo se detenía y sólo estábamos nosotros, la familia, ¿lo recuerdas?, nosotros seis...
Al día siguiente fuimos al Park Güell, fue maravilloso, de hecho...aún me acuerdo de cada momento que pasamos explorándolo, fue toda una aventura...

Pronto llegó la noche, "la mejor noche de mi vida", recuerdo que me susurrabas esas palabras al oído mientras me abrazabas. Aún no se como llegamos a estar así, todo empezó gracias a nuestros queridos amigos que se fueron introduciendo en camas ajenas...y entonces yo hice lo mismo. De verdad que me apetecía pasar esa noche contigo, solo contigo, con la única intención de pasar esa noche con mi mejor amigo y fui más feliz que nunca. Pero entonces me asusté, me gustabas sí, pero no estaba preparada para amarte como tu me amabas...Lo peor de no poder amarte, fue tener que dejarte marchar y lo hice después de esa noche, el resto del viaje, siendo más feliz e infeliz que nunca. No quise ignorarte, pero se que yo no te quería y tú a mi si, lloré, tengo que reconocerlo, pero hice lo correcto... aunque te perdí para siempre.Sólo tiempo después, exactamente dos años después me he dado cuenta de que de verdad te quise y no fui lo suficientemente valiente para reconocerlo.

Y volvemos al principio, la distancia...que triste es saber que en realidad ese término no existe, pues somos nosotros los que hacemos que aparezca. Distancia es lo que siento cada vez que paso por la puerta de tu casa, cada vez que veo nuestras fotos, cada vez que nos cruzamos por la calle y no soy capaz de decirte todo lo que pienso y una simple mirada vale para calmarnos. Y entonces el tiempo vuelve a hacer su aparición y me olvido de ti, hasta el día que aparece un mensaje diciendo que vamos a quedar...y la felicidad me invade, como hoy, aunque se que realmente, eso nunca ocurrirá, pues nos da miedo volver a sentir todos lo que sentimos.

¿Y sabes lo mejor querido amigo? Que justo en el momento que logré olvidarte, apareció alguien que me cambiaría la vida, alguien con quien también compartiría una noche, alguien que me enseñaría más de lo que puedes imaginar y el mismo sabe, y alguien que me animaría a seguir con mi sueño, a seguir con esto...espero que la distancia no haga con él y conmigo, lo mismo que hizo con nosotros, porque en este caso...la distancia es de verdad.

2 comentarios:

yuko dijo...

Dos palabras: autobús y vacaciones. Hay lazos mucho más fuertes que la simple distancia y el tiempo vuela sin darnos cuenta...

A mil kilómetros de allí dijo...

Esa distancia... nunca se mide en metros.