viernes, noviembre 18

Me abrazabas

Todo aquello que me une a ti sucede en mí cuando tú no miras.
Todo aquello que nos separa, lo hace cuando yo elijo mirar más allá en ti.

Conscientes de caminar hacia el abismo, no conseguimos más que enmudecer nuestra conciencia y aplacar nuestro anhelo con cada segundo en que nuestros ojos se aman. Nunca habrá un final porque nunca hubo un principio; mientras, vagaremos por la cornisa esperando morir en el otro o, simplemente, en nosotros mismos.

Sabiendo que para nosotros dos y entre nosotros dos, incluso la muerte no nos está permitida.

martes, noviembre 15

Delirios (I)

Porque hay palabras que no sé escribir, pero que sin embargo son mis ojos los que las pronuncian.
Detrás de una venda de cientos de kilómetros.

Mientras, afirmas saber lo que no llegas a conocer; y yo, nos dejo flotar en mitad de la nada. Quizá sea porque me siento no ser sincero contigo, quizá porque aún hoy no sé serlo. A todas luces, lo único que sé a ciencia cierta, es que me falta algo de ti. Eso que me haría saber cómo tratarte, cómo hablarte, lo que depositar en ti. Algo que desgraciadamente sólo puede darme la piel de quien no puedo tocar.

Yo creo en la corazonada que tuve cuando te vi, y seguiré creyendo. Si tú piensas que es el momento de retirarte de la mesa, hazlo; recoge tus fichas, y vete. Ambos moriremos aquí, y depositaremos parte de nuestros "quizás" en cada milímetro de tierra que nos separa. Seré entonces un amigo de campamento, de esos que rebosan de confianza en un día, y que acaban por desaparecer de abstinencia. Sólo nos quedará ese "buen recuerdo" de las sonrisas que compartimos en algún momento irreconocible, y con el que no quiero entender que te conformes.

En todo caso, no pienses que me encontrarás aquí, donde no puedes rozarme. Ni siquiera aunque compartiésemos un millón de palabras perdidas, por mucho que habláramos sin llegar a comunicarnos.
Yo estoy más allá. Estoy donde sueñas; estoy donde apuestas. Estoy donde crees que podría estar, donde te gustaría que estuviese. Donde no sabes por qué, pero me sientes.

¿De verdad crees que nos extinguimos?
Prueba a responder de nuevo.

martes, noviembre 8

Cartas a nadie(I)

Y hoy, en un día como hoy, sabiendo que hoy no es un buen día, escribiré tu historia.
Parece que estar resfriada y ver mil películas, junto con dormir unas 15 horas, hacen que te inspires y se te ocurra escribir por alguna razón.

Hace ya tres años, tres querida, que dejamos de hablar...No por voluntad propia, no, el tiempo nos obligó y la verdad que tu avanzada edad también.

Aún lo recuerdo sabes, recuerdo entrar a tu habitación por la mañana e impregnarme de ese dulce olor que te envolvía, olía entre a violetas y lavanda, me encantaba. Caminaba hacia tu cama y me sentaba en el borde, mientras tu cosías, como siempre, allí te contaba mi vida, mis pensamientos, no había nada que se te escapara, todo tenía sentido estando a tu lado.
Recuerdo las noches de angustia, los miedos infantiles inconfesados, y los terrores nocturnos. Tú siempre estabas allí, me dabas esa almohada, pequeñita y blanca, que guardabas sólo para mí y dormíamos juntas. Son recuerdos tan felices...de un tiempo pasado que nunca volverá.

Hasta ahora jamás me había atrevido a escribirte, puede que por miedo a que me regañaras por lo que pasó aquella fatídica noche, la noche que me salvaste la vida, que diste la tuya, para que yo hoy, pudiera estar escribiendo estas lineas. La noche en la que tu último aliento me despertó de aquel terrible sueño e hizo que no me perdiera entre las tinieblas.

Hace unos días, entre en tu habitación, aquella que ahora tu y yo compartimos, y respiré tu olor, aquel que hacía 3 años que no encontraba y lo recordé. Vi como había cambiado todo, tengo tanto que agradecerte...tú me salvaste, me lo enseñaste todo, lo que se de la vida, la esperanza, la fe y el largo camino, siempre te echaré de menos.

sábado, noviembre 5

Tener que dejarte marchar...

En algún lugar escuché, " La luz es intensa, el cielo es alto y la distancia inmensa..."
La distancia es inmensa...es cierto. Más de dos años hace ya de aquel viaje, de aquel momento en el que dejamos de ser amigos para pasar a ser confidentes y quizá, solo quizá, algo más. Aquel momento en el que pasaste a ser parte de mi vida y supe que, pasara lo que pasara, nunca me olvidaría de ti.

¿Lo recuerdas? Todo empezó con nuestro viaje, aquel viaje a Barcelona, estábamos nerviosos por él, pero a la vez sabíamos que lo necesitábamos, necesitábamos esa libertad, estar juntos todo el día, conocernos un poco mejor.

Todo ocurrió muy rápido, mucho...el viaje comenzó una fría mañana a las 6, estábamos medio dormidos, pero no nos importaba, en los siguientes días dormiríamos más bien poco. Llegamos a Barcelona como a las 2, aún no se donde perdimos tanto tiempo...y ante nuestros ojos apareció el pequeño palacete donde nos alojaríamos los tres días que pasamos allí.

Recuerdo llegar a la habitación y ver las dos literas y al fondo, dos camas juntas, corrimos y las conseguimos antes de que el resto del grupo entrara en la habitación. Nunca olvidaré aquella habitación, con la gente que más quería en ese momento, disfrutando de cada segundo y siendo más feliz de lo que he sido nunca.

Paseamos por Barcelona, una de las más bellas ciudades que he visto en mi vida, y pareció que el tiempo se detenía y sólo estábamos nosotros, la familia, ¿lo recuerdas?, nosotros seis...
Al día siguiente fuimos al Park Güell, fue maravilloso, de hecho...aún me acuerdo de cada momento que pasamos explorándolo, fue toda una aventura...

Pronto llegó la noche, "la mejor noche de mi vida", recuerdo que me susurrabas esas palabras al oído mientras me abrazabas. Aún no se como llegamos a estar así, todo empezó gracias a nuestros queridos amigos que se fueron introduciendo en camas ajenas...y entonces yo hice lo mismo. De verdad que me apetecía pasar esa noche contigo, solo contigo, con la única intención de pasar esa noche con mi mejor amigo y fui más feliz que nunca. Pero entonces me asusté, me gustabas sí, pero no estaba preparada para amarte como tu me amabas...Lo peor de no poder amarte, fue tener que dejarte marchar y lo hice después de esa noche, el resto del viaje, siendo más feliz e infeliz que nunca. No quise ignorarte, pero se que yo no te quería y tú a mi si, lloré, tengo que reconocerlo, pero hice lo correcto... aunque te perdí para siempre.Sólo tiempo después, exactamente dos años después me he dado cuenta de que de verdad te quise y no fui lo suficientemente valiente para reconocerlo.

Y volvemos al principio, la distancia...que triste es saber que en realidad ese término no existe, pues somos nosotros los que hacemos que aparezca. Distancia es lo que siento cada vez que paso por la puerta de tu casa, cada vez que veo nuestras fotos, cada vez que nos cruzamos por la calle y no soy capaz de decirte todo lo que pienso y una simple mirada vale para calmarnos. Y entonces el tiempo vuelve a hacer su aparición y me olvido de ti, hasta el día que aparece un mensaje diciendo que vamos a quedar...y la felicidad me invade, como hoy, aunque se que realmente, eso nunca ocurrirá, pues nos da miedo volver a sentir todos lo que sentimos.

¿Y sabes lo mejor querido amigo? Que justo en el momento que logré olvidarte, apareció alguien que me cambiaría la vida, alguien con quien también compartiría una noche, alguien que me enseñaría más de lo que puedes imaginar y el mismo sabe, y alguien que me animaría a seguir con mi sueño, a seguir con esto...espero que la distancia no haga con él y conmigo, lo mismo que hizo con nosotros, porque en este caso...la distancia es de verdad.

lunes, octubre 31

Sin palabras... (I)

Era una tarde oscura y gris, a pesar de que algunos rayos de sol se filtraban por las espesas nubes, el viento agitaba los árboles, amenazaba tormenta; se veía la mar agitada y una pequeña bandera roja ondeaba a lo lejos.

Salí a la calle, a pesar del panorama y, una suave brisa rozó mis mejillas, tenía la nariz roja por el frió, pero no podía quedarme en casa, no tenía ganas de hacer nada, pero tampoco de estar quieta.

Noté una vez mas aquella maravillosa brisa, el familiar olor a sal y el rugido de las olas. Cerré los ojos, sentí como uno de esos tenues rayos de sol me rozaban la piel y una calidez inmensa me invadió, el recuerdo de los veranos en la casa de la playa, de una infancia olvidada y una adolescencia perdida, sin preocupaciones ni sufrimientos, sin problemas...sólo el disfrute de aquellos años de inocencia,en los que descubrí el mundo, descubrí la vida.

Entre tanto, ensimismada en mis pensamientos, noté una presencia a mi lado y abrí los ojos rápidamente, asustada porque el extraño no decía nada. Al levantar la vista pude verlo, era un hombre grande, alto y corpulento, con la musculatura marcada y unos rasgos duros, muy marcados. Llevaba una gabardina negra que le cubría prácticamente los pies y le confería el aspecto de un forastero que no sabe el camino de vuelta a casa y a la vez, el de un asesino.

Tuve un sentimiento, un instinto de protección, algo que me decía que debía desaparecer de ahí, fuera como fuera. Pero el hombre debió de leerme el pensamiento y, cuando me giré para huir y empezar a correr, me cogió de la muñeca...

sábado, octubre 29

Cierto día en cierto momento...

Una conversación...

-Casi no nos conocemos pero, tengo la sensación de que aun nos queda mucho por hacer ...
-Sí, yo también, pero ¿qué?
-No lo se, pero creo que has venido para quedarte...

Se tumba, se relaja, respiración calmada, se cierran los ojos...dulces sueños.